Esperando a Godot de Samuel Beckett. Breve Análisis
A mi mano ha llegado nuevamente la obra de teatro Esperando a Godot del escritor Samuel Beckett. Esta obra cada vez que la leo me deja ese mal sabor, porque son dos seres humanos que interactúan atrapados en el sinsentido de la existencia donde pensar o no pensar es una de las cuestiones cruciales que el autor plantea mediante el aburrimiento de estos dos personajes hastiados de la vida.
La obra me ha dejado un mal sabor, porque no sólo esa espera absurda de ese personaje llamado Godot, es esperar con esperanza que este hombre llegará que sabemos como lectores que nunca llegará, porque no es sólo esa espera larga que pareciera que nunca tuviera un fin, sino lo absurdo que ha sido la misma, por qué esperar un ser que no se sabe ni quién, ni por qué les salvará su existencia.
La pregunta que me surge, porque ellos esperan de esa pasividad; es decir, dos vagabundos que se encuentran unidos por un lazo difícil de definir, ya que de ellos no se saben nada, no se sabe cómo se han conocidos, no se saben cómo se han cruzados sus existencias. Sólo se saben que son dos vagabundos que están juntos, que tienen un lazo, que puede caer en los absurdo y; hasta, ridículo y cursi, porque estos dos hombres tienen que estar unidos... Cuál es el motivo que dos vagabundos estén unidos. Ellos están unidos por esa pasividad, porque ellos no viven solo esperan... Qué esperan... A Godot... Esa es la respuesta correcta, porque esperar a un hombre que no conocen físicamente... Realmente, cuál es la espera...
Esa espera es absurda, porque es la espera de alguien sin representación física. Ese alguien que va a proveerles de lo elemental, de lo necesario para su sobre existencia; es decir, que este personaje lo va a proveer de calcetines, comida para no pasar frío. Esto se lo dice Vladimir a Estragon a lo largo del primer acto de la obra de teatro. Lo más sorprendente o
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