La glosa del discurso de J. M. Briceño.H



El escritor venezolano José Manuel es un amante de la ficción; él confiesa que el discurso literario es una herramienta para explorar ese universo que existe entre el hombre y el lenguaje. Ambos están en una frontera de seducción que los lleva a un mundo donde sólo la literatura es parte de ambos, donde los juegos lingüísticos son capaces de encontrarse entre ellos. Es por ello que él mismo escritor expresa: "...Entiendo y acepto que un discurso de ideas se sirva de un discurso narrativo, aunque, como amante de la literatura, pongo objeción al uso instrumental, servil de la ficción..." (Briceño, 1987; 9). Con esto hace referencia a ese juego literario que propone el acto de escribir como se evidencia en su libro Amor y terror de las palabras, acá  el lector se siente ante un tejido narrativo que se halla entre los horizontes de la filosofía y un discurso literario bañado de seducción, juego y; sobre todo, una escritura calidoscopia que busca el razonamiento y la interpretación de los lectores para insertarse bajo la mirada de los sentimientos humanos, porque muestra toda esa agonía, el goce, el embeleso y descubrimiento humano mediante el uso de un lenguaje donde se aprende y se aprehende sobre el mundo de las palabras.
El conflicto central de esta obra Amor y terror de las palabras se halla en esa aprehensión y comprensión del mundo a través del mundo de las palabras. A medida que la obra se va desarrollando, se muestra que el personaje va reflexionando sobre esa importancia del lenguaje como una estructura de conocimiento, de consciencia y; sobre todo, como una proceso de razonamiento del ser humano. A causa de esto, el personaje comprende al universo como una estructura de hilos dilatados y lazados que están conectados entre la cosa y la palabra dicha. En este punto, es evidente reflexionar que el lenguaje es un acontecimiento enigmático que permite decir lo que se desee expresar; sin embargo, a veces no se hallan las palabras para decirlo, esto no impide la comunicación; sino que el ser humano busca la manera de descubrir ese imposibilidad que se encuentra en el lenguaje mismo para poder expresar sus ideas o sentimientos; ante una situación se recurre al gesto, a la mirada o al cuerpo. Este es el conflicto que presenta el autor es esa imposibilidad del lenguaje.
En este punto, la obra Amor y terror a las palabras se halla al límite de las ideas sobre la articulación del lenguaje y el mundo. Por ello, el lector se encuentra ante un personaje que explora ese mundo mítico de la palabra. Dicho mundo mítico es resbaladizo y escurridizo, porque se halla en la frontera de ese mundo real e irreal del personaje que va narrando  desde su infancia, porque se remota a la memoria como una subordinación secuencial de hechos. Este personaje sumerge a los lectores a esas fronteras de la realidad e irrealidad mediante un discurso ficcional que está libre de atadura, porque es la imaginación del escritor que está aflorando como una resonancia de su propia imaginación que el lector le sigue el juego, porque se adentra a ésta. En consecuencia, el narrador-protagonista se encuentra en la imposibilidad de hallar la articulación del lenguaje, su origen y procedencia, esto se debe a que se sabe usar el lenguaje, pero no su funcionalidad como hacedor o creación en sí misma.
Es probable; que por estas razones, el personaje no tiene una densidad física, y sólo es una voz que cuenta su propia historia como una hebra entre el discurso literario y el discurso de las ideas para explorar sus vivencias en dos universos que están ahí presente, el verbal y no el verbal. Esto hace pensar que dicho entendimiento es un préstamo que le hace un adulto a un niño para que narre la historia desde la memoria misma, explora ese deseo de inquietud por las palabras que puedo o no puede encontrar para hallarse dentro de ese mismo universo del lenguaje, es por eso que se expresa dentro de la obra: "...infancia, región visible donde brota el silencio y se conjuga lentamente a la palabra sin dejar de ser silencio" (Briceño, 1987; 144) En este texto de Briceño Guerrero es decisivo, porque plantea esa visión del niño que se halla en las primeras instancias del lenguaje en el cual tiene un carácter sintético, porque equivale a frases, oraciones y períodos para poder traducir esa sucesión de palabras que aparecen en ese sintagma del lenguaje infantil. Para el niño este universo es un viejo, pero recién conocido mundo que desea explorar, porque es excitante su primer encuentro con la palabra.
Con esto se observa que el niño tiene un acercamiento a la palabra, porque "En palabras fui engendrado y parido, y con palabras me amamantó mi madre..."(Briceño, 1987; 13) Se evidencia que el niño se encuentra bajo ese universo lingüístico que lo sentía como una situación tangible, que se le acercaba a él mediante los sentidos, le producía agonía, desvarío, desesperación y pasmo ante un universo lingüístico que avanza sonido a sonido para remarcar la experiencia del niño con las palabras ante las cuales se maravilla y se asombra por lo desconcertado que puede ser ese universo, porque ese niño se encuentra deslumbrado ante los sonidos primitivos, guturales que son nacidos de una fragilidad que se torna en palabra articulada, puesto que ésta no deja huella, sino imágenes en la mente humana. El personaje no sólo cuenta su historia, sino se expone en contacto con la palabra mediante la expresión que vívida, porque está envuelta en mundo enigmático, en el cual él oye y juega con las palabras.
Cada uno de estos elementos funciona para crear un juego atrevido: "El juego de la liberación de las palabras, en llegando al sagrado terror de la locura" (Briceño, 1987;19). El personaje se ahoga en una atmósfera que cae en la soledad del ser, porque halla en su mente ese espacio de lo desconocido del lenguaje, que grita los acordes del quehacer cotidiano que le permite comunicarse con la otredad. Este personaje se halla ese día a día donde se puede comunicar con los demás sin pensar en sí mismo, porque le he complejo entender el funcionamiento y origen del lenguaje, sólo comprender el hecho de hacerse uno con la naturaleza y el mundo, trata de entender que la palabra es existencia, vida y la esencia de su ser. Esto se enlaza con lo siguiente: "Una vez, en clase, mientras el maestro hablaba, una de las palabras, Persépolis, se liberó de su significación y resonó en mi bella yn poderosa, como una campana. Deleitado por su presencia, no advertí el peligro hasta el umbral aciago" (Briceño, 1987; 28).    
Con esto se observa que no sólo se puede vivir en el caos, el ser humano es parte de un hecho cotidiano como sigue en este fragmento: "Con brusco movimiento involuntario empujé el tintero que se quebró ruidosamente y salpicó de negro las medias blancas de los compañeros (...) a pesar de eso, la bella palabras no detuvo su resonancia, pero el maestro (...) vino a mi auxilio" (Briceño, 1987;28) Con esto se puede observar que el autor quiere las palabras entren al universo del pensamiento para acicalar las bellas formas literarias del lenguaje.
Bibliografía.
1.- Briceño, José (1987) Amor y terror de las palabras. Caracas. Editorial Mandorla.
2.- Ducrot, Oswaldo (1996) El decir y lo dicho (Polifonía de la comunicación) Barcelona. Editorial Paidós.
3.- Foucault, Michael (1979) Las palabras y las cosas. M´´exico. Editorial Siglo XXI.
4.- Marina, José (1998) La selva del lenguaje. Barcelona. Editorial Anagrama. Colecciones argumentos.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Las Ruinas Circulares de Jorge Luis Borges. Cuento y comentario

Amuleto de Roberto Bolaño. Análisis

Casa de muñeca de Henrik Ibsen. Análisis